domingo, 6 de julio de 2014

Fútbol, ¿pasión o escapismo?

El fútbol definitivamente es sinónimo de pasión desde cualquier perspectiva del que se lo mire. Es inevitable no contagiarse de aquella pasión cuando entras a un estadio. Todo el ambiente se centra en el juego, y los hinchas apoyan con energía y con la esperanza de que el triunfo sea de su equipo favorito.

Pero como todo en la vida, el fútbol fue creado con un fin y no precisamente deportivo. En aquel entonces, algunos dirigentes anarquistas y socialistas denunciaban esta maquinación de la burguesía destinadas a evitar las huelgas y enmascarar las contradicciones sociales. La difusión del fútbol en el mundo era resultado de una maniobra imperialista para mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos.

Sin embargo, el club Argentinos Juniors nació llamándose Mártires de Chicago, en homenaje a los obreros anarquistas ahorcados un primero de mayo. En aquellos primeros años del siglo, no faltaron intelectuales de izquierda que celebraron al fútbol en lugar de repudiarlo como anestesia de la conciencia. 

En la actualidad, a pesar de que no se relaciona al fútbol como una táctica de distracción social, si funciona de tal manera. Al menos a los gobiernos les ha resultado mucho el hecho de organizar campeonatos de fútbol con el fin de desviar la atención de algún problema que afecte directamente a los ciudadanos. Un ejemplo de esto es el mundial de Brasil. 

El gobierno de Dilma Rousseff ha sido muy criticado por “malgastar” los fondos del estado en la realización de grandes competencias futbolísticas como la Copa Confederaciones 2013 y la Copa del Mundo 2014. A tal punto de que los ciudadanos han salido a protestar fuertemente contra estos excesivos gastos y la prensa internacional no ha desperdiciado el momento para sacar a la luz las dos caras de la moneda de este mundial.

Miles de personas han sido desalojadas de sus casas para la construcción de los estadios y áreas aledañas. La modernización de la ciudad. El precio de la canasta básica ha aumentado incontrolablemente y los brasileros comentaban que la vida en su país estaba muy cara.

elmundo.es
Pero luego del 12 de junio el país, y el mundo en general, entró en un trance futbolístico. Todos querían hablar, escuchar y ver sobre fútbol y otra vez se dejó a un lado los grandes problemas económicos y sociales que acontecen en el 2014. Las personas empezaron a festejar, a gastar “lo que fuese necesario” para conseguir una entrada y ver a su selección jugar. Los sucesos “importantes” como las reuniones del G-7, las elecciones en Colombia que geopolitizaban a Latinoamérica, los atentados en Medio Oriente y el problema económico de Argentina pasaron a un segundo plano. La fiebre del mundial había empezado a generar síntomas.

Todo esto apuntaría a que, sin duda, el fútbol funciona como estrategia para que las personas escapen de los problemas cotidianos y se concentren en ver a 23 personas correr tras un balón, sufrir con derrotas y gozar con triunfos. Pero ese escape de una u otra forma es consecuencia de la pasión que este deporte genera. Si nadie fuera capaz de sentir y contagiar esa pasión por los colores la estrategia de escapismo no funcionaría porque simplemente a nadie le interesaría ver y peor asistir a tan importantes juegos. 

De tal manera que efectivamente es fútbol es escape pero primero es pasión.

jueves, 3 de julio de 2014

Messi, el goleador que nos despierta se va a dormir

En este capítulo, Leonardo Faccio hace una crónica de una entrevista llena de flashbacks de la vida de Messi. La Pulga, como también lo llaman, es considerado el mejor jugador del mundo. Y no es para menos con la cantidad de títulos y premios que ya tiene en su poder. Pero no todo es grandioso en la vida de Leo, el hilo conductor de este texto es tratar precisamente de responder a la pregunta ¿cómo se divierte el genio del fútbol sin balón?.

Año 2010, vísperas del mundial de Sudáfrica y Faccio ha logrado conseguir quince minutos de entrevista con Messi. Empieza preguntándole sobre sus vacaciones familiares en Disney World, de las que habla con una sonrisa en la cara ya que asegura que es un sueño hecho realidad para todo el que ha visto dibujos animados de pequeño. Su fama le permitió acceso completo a todas las instalaciones a cambio de unas grabaciones publicitarias en las que él aparece jugando con un balón en medio de la fantasía del mundo de Mickey Mouse. Todos siempre quieren verlo haciendo algo nuevo.

Todo lo que tiene que ver con Messi siempre está rodeado de fútbol y él borra su sonrisa cuando habla del tema. El negocio del fútbol es demasiado serio: sólo veinticinco países del mundo producen un PBI mayor que la industria futbolística. Es el más popular de los deportes y Messi el principal protagonista del show del balompié. Pero más allá de ser una eminencia en el fútbol, Faccio cuenta que Messi lleva una vida muy tranquila, aburrida mejor dicho. Su rutina consiste en dormir una siesta de 2 o 3 horas luego de la práctica con el club y generalmente nunca la rompe. 

Messi le explica a Leonardo que el significado de su siesta ha cambiado con el tiempo. Cuando era niño dormía para meditar y regenerar sus células. Dormía para crecer. Ahora que ya no lo necesita, duerme para distraerse de todo lo que le aburre. Todo el entretenimiento que puede llegar a comprar lo aburre. El chico que nos divierte a millones no encuentra por las tardes nada más entretenido que tumbarse a dormir.

Detrás de Leonel hay un sinnúmero de personas que se encargan de que su vida sea como es, entre ellas, su familia. Faccio relata como la familia ha sido un pilar fundamental en la vida de esta celebridad. Su hermano es su cocinero personal, su padre es su representante, su novia es la prima de su mejor amigo y su madre sale de vez en cuando en algún comercial junto a él. Su nombre es una marca registrada como empresa familiar. 

Pero la forma de vida de Messi fuera de las canchas tiene una razón que viene desde su infancia. Mónica Dómina fue la maestra de Messi de primero a cuarto grado en el colegio Las Heras en Rosario, su ciudad natal, y Faccio conversa con ella para encontrar las razones que expliquen su personalidad y descubre lo que al parecer es un secreto a voces: Messi siempre fue un chico introvertido. Tenía el autoestima muy baja y casi no tenía amigos, pero los compañeros siempre se quedaban para verlo jugar a la pelota. 

El fútbol es su salvación y su calvario. Gracias a su habilidad con el balón, desde muy chico, pudo viajar a España a fichar por uno de los equipos más grandes del mundo, el Fútbol Club Barcelona y eso le permitió pagar su tratamiento hormonal que le ayudaba a crecer. Y por esta misma razón es que las malas rachas pesan el doble sobre él. El fútbol empezó a ser su vida.

Durante todo el capítulo, Faccio conversa con diferentes personajes que son eje dentro de la vida de Leonel Messi. Su ex agente que lo llevó a Europa, Jorge Valdano, su hermana menor e incluso su carnicero ya que como todo buen argentino busca hacer asados para cualquier ocasión. Y nombra a otros grandes del fútbol como Maradona, Ronaldinho, Pelé, e incluso su antiguo entrenador Pep Guardiola que le regaló un libro titulado “Saber Perder” y que Faccio utiliza para hacer la comparación con las derrotas de Messi y su manera de no saber perder por la forma en que se deprime cuando no consigue que los balones entren de una forma espectacular dentro del arco.

Las personas como Messi siempre tienen muchos aficionados que creen que la fama no les permite realizar tareas cotidianas y lo que Faccio intenta con el libro en general es que las personas entiendan como Leonel Messi mira y vive el mundo desde su propio mundo, o burbuja como algunos le dicen. Haciéndonos saber que las cosas más sencillas del planeta, como una siesta, pueden significar oro para las personas que están acostumbradas a tenerlo todo.